Roberto Velasco: “No existen remedios milagrosos que puedan sustituir a una política industrial comprometida con el futuro del sector”

admin 17 de febrero de 2015 0
Roberto Velasco: “No existen remedios milagrosos que puedan sustituir a una política industrial comprometida con el futuro del sector”

Roberto Velasco es catedrático de Economía Aplicada en la Universidad del País Vasco y ha sido presidente de la Asociación Española de Ciencia3_Foto_Domi Alonso Regional y consultor del Banco Interamericano de Desarrollo, la Comisión Europea y la OCDE. En el ámbito industrial, fue director general de la Sociedad para la Promoción y Reconversión Industrial del País Vasco y gerente de la Zona de Urgente Reindustrialización (ZUR) del Nervión.
Ha publicado numerosos libros, entre los que se encuentran los últimos “La Economía Digital”, “Economía a pie de calle”, “Las cloacas de la economía” y “Salvad la Industria española”.

 

1. Usted plantea en su libro que la economía española necesita un cambio de modelo productivo que, a su vez, debe sustentarse en el ámbito industrial. ¿Qué aporta actualmente este sector al tejido socio-económico?

En los últimos 15 años (1999-2013), el porcentaje del empleo industrial en el total del empleo español pasó del 20% al 13,6%, y el Valor Añadido Bruto del sector pasó del 18,5% al 12,2%. El objetivo del Gobierno para el 2020, lo mismo que el de la Unión Europea, es alcanzar el 20% en ambos casos. Ojalá se alcance, aunque será una tarea imposible si no se abordan las reformas que el sector industrial tiene pendientes.

2. En su libro afirma que las reformas para lograr un nuevo modelo productivo afectarían, entre otros, a los ámbitos relacionados con la financiación de las PYMEs y el emprendimiento. ¿Cómo valora la cultura del autoempleo?

El río emprendedor no se ha desbordado nunca en España y hasta sus esporádicas crecidas han sido siempre perfectamente descriptibles. Esta carencia ha tenido reflejo en la tasa de creación de empresas, muy inferior a la de los países más dinámicos de Europa.
El autoempleo ha sido siempre bajo, aunque esta terrible crisis le ha empujado al alza, como último remedio.

Además, la mayoría de los programas de apoyo a los nuevos emprendedores son ciertamente ineficientes. Ni al autoempleo ni a las PYMEs se les da el apoyo que merecen. Un ejemplo es que, según el Banco Central Europeo, España es la economía de la Unión Europea donde existe un mayor diferencial de coste financiero entre grandes empresas y las PYMEs, con cerca de 280 puntos básicos, mientras en Alemania o Francia no llegan a los 150.

3. Desde su conocimiento del sector, ¿cómo valora la situación industrial de Andalucía en comparación con el resto del país?, ¿qué resultados considera que tendrá la aplicación del Programa Horizonte 2020?

Si le soy sincero, no puedo valorar la situación relativa de la industria andaluza en el ámbito nacional, aunque no será muy diferente de las que he analizado detalladamente, que son Cataluña, Madrid y País Vasco.

Y, en cuanto al programa Horizonte 2020, sólo alcanzará sus objetivos si se aceptan los desafíos que la industria española tiene en materia de productividad, competitividad e internacionalización. Para ello, hay que realizar profundas reformas en materia de mercado de trabajo, educación, coste de la energía eléctrica, financiación y tamaño empresarial.

4. ¿Qué importancia tiene la industria como ámbito favorecedor de la cohesión social y local?

En estos momentos, echo de menos en España un ‘contrato social’, entendido como un acuerdo sobre la forma de organizar la vida en común que necesita cualquier sociedad pluralista y abierta para poder funcionar adecuadamente. Este contrato social debe contar, entre sus pilares, con una política industrial estratégica.

Las manufacturas son imprescindibles para lograr esa santa alianza entre industrialización, conocimiento útil y  empleo, porque además tienen la capacidad de generar virtudes cívicas para la democracia. Es también por esto por lo que los países desarrollados están volcados con la reindustrialización.

5. ¿Qué efectos tiene la desindustrialización sobre un país o un territorio?

La desindustrialización es la disminución simultánea de la aportación del sector industrial al PIB y al empleo del país. Esto supone la renuncia parcial al principal motor del crecimiento, a la vista de los poderosos efectos de arrastre que la industria tiene en otras ramas de la economía. Cálculos recientes indican que cada euro de VAB en la industria genera 1,4 euros en los demás sectores y que cada nuevo puesto de trabajo en la industria crea una media de 2 empleos fuera de ella.

6. También plantea en su libro la reforma del mercado de trabajo. ¿Cómo se debería llevar a cabo para que incida positivamente en el aumento del poder adquisitivo y en una mejor calidad de vida de la sociedad?

Mi propuesta se basa en el debate sobre ‘flexiguridad’ puesto en marcha por la Comisión Europea, a la vista de que los cambios legales en las condiciones de contratación y despido no eran suficientes para avanzar en materia de innovación, si no vienen acompañados de cambios importantes en materia de negociación colectiva. Se basa en la idea rompedora de la no neutralidad de las leyes laborales de cara al fomento de la innovación.

7. ¿Cuáles son las acciones que deben poner en marcha los agentes económicos, políticos y sociales de Andalucía para conseguir aumentar el PIB industrial de cara a cumplir el objetivo de PIB industrial del año 2020?

Las que comentaba anteriormente, adaptadas a la realidad de la industria andaluza. Es decir, afrontar los desafíos actuales y poner en marcha las reformas pendientes. No existen remedios milagrosos que puedan sustituir a una política industrial comprometida con el futuro del sector.

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