Artículo de Aurelio Azaña García: Decano del Colegio Oficial de Ingenieros Industriales de Andalucía Occidental
Andalucía es y podría ser uno de los enclaves más importantes de Europa. Su clima, su extenso territorio, sus gentes, sus profesionales, su modo de vida, su enclave geoestratégico, su disponibilidad de mano de obra cualificada son indiscutibles razones de peso para que la industria, mayoritariamente europea, se animase a venir a Andalucía.
En los últimos años de crisis, sin embargo, hemos visto como empresarios (sobre todo fuera de España) que estaban dispuestos a invertir en proyectos industriales, unas veces grandes, otras veces más modestos, han declinado en su intento ¿Por quñe, al final, estos empresarios no se han implantado aquí? Tras reflexionar un rato sobre estas causas se me ocurren una serie de razones que me gustaría trasladarles.
La principal razón que veo es la política. Las empresas españolas tiene buena imagen y bastante fama pero ello se contrarresta con la imagen sociopolítica que damos a los extranjeros. Y eso se debe principalmente a la “labor” de nuestros políticos. Y esa imagen tan negativa que damos influye también en los inversores porque transmite falta de confianza en nuestro país y en nuestra región.
Proyectos que podrían haber creado mucha riqueza para Andalucía, han caído por culpa de las cuitas entre políticos (a veces del mismo signo) escudadas en argumentos técnicos totalmente subjetivos e instigados por lobbies empresariales que pretenden que todo siga igual porque ello les permite seguir obteniendo suculentos beneficios mientras que los demás cada vez tenemos menos. Sirva como ejemplo el fallido proyecto de la refinería de Balboa que para Andalucía iba a ser un gran generador de riqueza a pesar de la ubicación en Extremadura.
Aparte de todo lo anterior, los políticos andaluces están muy alejados de la realidad industrial de nuestra región, ni conocen a las empresas industriales que operan en Andalucía ni les interesa conocer a las que podrían operar si viesen en dichos gobernantes un acercamiento y una confianza que, de momento, no están despertando.
El funcionamiento de la Administración es otro de las grandes trabas en el desarrollo de proyectos industriales en Andalucía. Su funcionamiento lento, poco eficiente y a veces absurdo hace que muchos proyectos industriales queden obsoletos antes de ver la luz. Un plazo de dos años para obtener una autorización administrativa no es un plazo asumible. La tramitación telemática de los expedientes es todavía una utopía y seguirá siéndolo por muchos años. La fórmula mágica que se les ha ocurrido para acortar los plazos es cambiar el modelo de autorizaciones por un modelo de declaraciones responsables, poniendo en serio peligro la seguridad de las personas y haciendo una dejación de funciones por parte de la Administración que cualquier día va a generar una desgracia.
Estabilidad
Un proyecto industrial completo puede llevar entre quince y veinte autorizaciones administrativas distintas (urbanismo, medio ambiente, seguridad industrial, sanidad, etc) Muchas veces estas autorizaciones administrativas están concatenadas entre sí y no es posible iniciar un procedimiento sin tener aprobado el anterior.
Con esto no quiero decir que haya que quitar esas autorizaciones, todo lo contrario, pero hay que poner los medios para que haya unos plazos máximos y un compromiso de la Administración para conseguir que dichas autorizaciones se obtengan en menos de tres meses.
